La posibilidad de que las flores usen el color como barrera contra la explotación hizo que me interesara en la visión en color de los insectos. Las abejas, por ejemplo, encuentran más fácil detectar flores de ciertos colores. En un mundo competitivo, las abejas no pueden perder tiempo buscando flores difíciles de detectar si otros grupos taxonómicos, como los pájaros, las encuentran sin dificultad – la historia sería distinta si todos los grupos de polinizadores tuvieran problemas para encontrar ciertas flores: entonces el néctar se acumularía en esas flores y podría ser rentable invertir tiempo en buscarlas.

Tras un par de años trabajando en este problema, se ha convertido en una pregunta interesante por sí misma. Ahora me gustaría entender cómo se percibe el color, y qué procesos neurofisiológicos permiten a las abejas destilar la percepción del color a partir de la información recopilada en la retina. Tras una larga excursión en el mundo de la ecología del comportamiento, puedo estar cerrando el bucle y regresando a mis orígenes: psicofísica y neurofisiología… ¡Quién sabe!